Muchas de las expresiones culturales mapuche desarrolladas en el pasado y trasmitidas por generaciones, fueron diseñadas para resolver las más diversas necesidades que tanto la vida doméstica como la sagrada requerían.
Una de ellas es el textil; se trata de un verdadero arte elaborado a partir de lana de oveja hilada, teñida y urdida en el Witral (telar) por las mujeres mapuche, quienes diseñan prendas de vestir, aperos de montar con complejos diseños que trasmiten saberes ancestrales; verdaderos textos de sabiduría mapuche.
En la vida tradicional, el arte textil se inicia en la ruka, desde el nacimiento de una niña. La abuela observará las cualidades de la recién nacida y se introducirá al bosque donde habita Lalen Kushe (anciana araña), allí entre los árboles nativos encontrará la telaraña de esta tejedora del bosque y la naturaleza; con el debido permiso ella sacará algunas telas para llevar a la ruka de la recién nacida y allí en una rogativa pedirá a Wenu Chao larga vida a su nieta y el don del tejido. Cuenta la kimche Francisca Llao Paillali en el sector de Tranaman, en Puren, que los dedos de la niña serán ágiles, su oído y ojos estarán atentos para aprender, desarrollar la memoria y la mente para replicar los saberes ancestrales del mito, el rito y la cosmovisión de su pueblo.
Durante este periodo, la abuela es la maestra de la niña, le enseñará a lavar lana en el río o el estero, los cuidados del secado, el escarmenado y finalmente le enseñará a hilar. Con la práctica del hilado se inicia el arte; puesto que toda witralfe (tejedora) es reconocida a partir de la calidad de los hilados.
Una vez terminado el hilado, y dependiendo del diseño del tejido, se seleccionarán las madejas para teñir. La práctica del teñido en lana se desarrolló observando la naturaleza y experimentando; seleccionando cortezas, raíces, hojas o frutos, probando sus propiedades tintóreas obtuvieron colores únicos, que relacionan con la naturaleza, la familia, la comunidad y el universo.
De esta manera, en un pasado no lejano, surgió el arte textil mapuche. Cada territorio tenía sus diseños, sus colores; se trataba de un código territorial que explicitaba los roles sociales, culturales de hombres y mujeres de los diversos linajes y lob (territorios). Los lonko tenían sus witralfe (tejedoras); feunfe (hilanderas); ñiminfe (tejedora con diseños). La imagen y prestigio de las autoridades tradicionales se relacionada con las tejedoras y sus plateros (retrafe).
En términos prácticos, el arte de la Witralfe, se iniciaba el Witral, un armazón de cuatro palos, organizados en parejas opuestas: dos verticales llamados witra witrau o wicha wichawe y dos horizontales llamados kelow o kelowe. La witralfe instalaba las hebras verticales o urdiembre siguiendo el patrón del doble ocho; la disposición de la trama (hebras horizontales) sigue la lógica de los diseños, para lo cual hace uso de toda su capacidad técnica, memoria e imaginación.
Según Claude Joseph que recorrió la provincia de Arauco, en las primeras décadas del siglo XIX, era posible ver a grupos de mujeres dedicadas al tejido. Observó en Lanalhue a grupos de mujeres lavando lana, otro grupo hilando y otro grupo tejiendo: “Se trataba de una verdadera industria textil que abastecía de ponchos y tejidos a los campesinos de la zona central de Chile”, señaló.
El conocimiento, valoración y difusión de las prácticas culturales tradicionales mapuche, es una tarea fundamental para dar continuidad y desarrollar las mismas. Estos objetivos han inspirado al Parque Eólico Lebu – Toro de Chimpe, en la comuna de Lebu, que desde el año pasado ha organizado y en plena ejecución una serie de talleres para las comunidades Piuke Labkenche de Santa Rosa, Yal Curaco y Asociación Treng-Treng de Isla Morhuilla; todas de la comuna de Lebu. El curso de Telar ha estado a cargo de la destacada artesana Señora Noemí Peña.
Durante el tiempo de ejecución, que lleva 9 meses, han participado 50 entusiastas mujeres, todas integrantes de las comunidades, quienes con perseverancia, dedicación y entusiasmo frente al telar de sus ancestros están tramando las historias del pasado de su pueblo y cultura, al tiempo que empinadas en su altar del presente tejen los sueños del futuro.
Eugenio Salas Olave
Asesor Cultural
Parque Eólico Lebu – Toro