La Nalca sus usos y propiedades a través de los siglos

También conocida como Pangue o Penca. Habita lugares húmedos, en quebradas preferentemente, y también se le encuentra en zonas arenosas. Se le observa a pleno sol o también semisombra Según cuentan las personas que viven hacia la costa, dicen que este tipo de nalca no es tan sabrosa como la de quebradas o bosques. En Chile se encuentra en la zona centro-sur y se le comercializa entre fines de septiembre y el mes de noviembre.  En Parque eólico Lebu-Toro, además cumple la función de ornamentación. En este Parque de la Provincia de Arauco, se encuentra en varios puntos, donde se le conserva y protege.

Es una planta herbácea que es utilizada en su totalidad: sus hojas son muy necesarias en la preparación del curanto en Chiloé. Su tallo es utilizado para la preparación de ensaladas, para mermeladas o, para comerlo con sal y merkén. Sus raíces sirven como tintura.

Su forma de consumo más común es quitándole el recubrimiento externo de color rojizo dejando una pulpa blanca al descubierto que se consume. Dicen que las mejores nalcas son las de Los Álamos.

En el libro Botánica indígena de Chile, el Padre Ernesto Wilhelm de Mösbach se refiere a los múltiples usos que se le atribuían: “Se le usa para remedios estimulantes y astringentes. Con su infusión y decocción se combaten los ardores de la fiebres diarreas y hemorragias; de la raíz preparaban, los mapuches, una tinta imborrable de color negro.”

Actualmente se vende la nalca para consumo en todas las ciudades del centro-sur del país y, en la ciudad de Lebu, se desarrolla todos los años “La fiesta de la nalca”, oportunidad en que diversos expositores presentan esta planta en diferentes presentaciones: como mermelada, licor, ensaladas, etc. También hay personas que trozan en cubitos el tallo y luego lo secan vendiéndola en bolsitas. Con dos cubitos se realiza una   infusión que sirve para hemorragias y diarreas y problemas gástricos en general.

Hacia el año 1880 aún era común en las comidas, se le consumía como ensalada según relata Marcos Mena en su libro “El consejero doméstico”. Era parte del almuerzo en ciudades como Santiago o Concepción.

La forma más común de consumirla es como ensaladas donde se mezcla el trigo-mote con trozos de nalca y cilantro. Se le agrega un poco de merkén y limón y con ello se puede consumir un excelente plato que puede presentarse como entrada o ensalada.

El cronista González de Nájera a comienzos del siglo XVII se refería a la nalca como pencas indicando que era de una vara de largo aproximadamente y que contenían muchísima agua siendo de gusto agrio. Por lo mismo, indicaba que eran muy común en los caminantes que la llevaban para hidratarse en tiempos calurosos, pues era refrescante. Otro dato que aportaba este cronista español, es que la nalca en esa época era utilizada por los caminantes para construir chozas cuando les llegaba la noche, sobre todo en tiempos lluviosos.

Una de las grandes cualidades que le han permitido sobrevivir a esta planta es su capacidad de regeneración, pues en los meses de septiembre, octubre y noviembre es completamente arrasada sobreviviendo a veces, solo el tronco, el que se renueva permitiendo brotar en abundancia otra vez las nalcas en la primavera siguiente.

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