El Pitao es un árbol que está en serio peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat por sustitución del bosque nativo, tala rasa, incendios forestales, etc., lo que se ha traducido en la fragmentación total de su hábitat y, por ende, la disminución de sus posibilidades de sobrevivencia.
Posee un hábitat muy restringido que abarca la zona costera de las regiones séptima, octava y novena alcanzando hasta los 800 m.s.n.m aprox. Se distingue por sus hojas verdes y alargadas, su tronco recto y su fruto de color verde intenso con la forma de una pequeña nuez. Se asocia a otras especies como olivillo, canelo, queule y lingue formando hermoso bosques.
El pitao, es un árbol que se ha reproducido de manera exitosa en el Parque Eólico Lebu-Toro siendo decenas los individuos ya plantados y otros tantos que están a la espera de ser forestados en las áreas de protección del Parque. Los árboles que están en el vivero, alcanzan una altura promedio de 60cm. Presentando una importante adaptabilidad al hábitat en que está siendo reintroducido.
Este árbol fue declarado Monumento Natural con el decreto N° 13, de abril de 1995 bajo la definición de la Convención para la protección de la flora, la fauna y las bellezas escénicas naturales de América que fuese suscrito por Chile en el año de 1940.
No obstante, durante estos años de vigencia que declara Monumento a esta especie es muy poco lo que se ha hecho para proteger de manera efectiva al Pitao. Su hábitat ha continuado destruyéndose y por una razón muy simple: la zona costera de las regiones séptima, octava y novena son las que poseen las mejores condiciones para el crecimiento y propagación de especies exóticas como lo son el pino y el eucaliptus.
El Pitao, lamentablemente no puede competir con las especies exóticas debido a su naturaleza más lenta de crecimiento y por ser una especie silvestre y natural que no ha sido modificada genéticamente para adaptarse a condiciones diferentes como es el caso de varias de las especies exóticas que hoy forman extensos monocultivos en el área que fue hábitat de este árbol.
Fueron miles las hectáreas destruidas que formaban parte del restrictivo hábitat del Pitao. Muchos de estos bosques fueron transformados en montañas interminables de chip que terminó su viaje en países del Pacífico. Eran incontables los barcos que día a día transportaban los restos de lo que alguna vez fue un prístino bosque. La responsabilidad de ello recae sobre todos: sobre el Estado, sobre quienes llevaron adelante este proceso y, sobre nosotros que no tuvimos la valentía ni la sabiduría para oponernos a este modelo de crecimiento.
Este árbol posee muy buenas cualidades de regeneración lo cual le ha ayudado a no desaparecer tan prontamente. Sin embargo, lo restrictivo de su hábitat hace que las posibilidades de su sobrevivencia sean cada vez menores.
Aún se le puede observar en quebradas o a orillas de esteros por la sencilla razón que en ambos sistemas está prohibida la intervención o tala del bosque nativo por ley. Este es el último refugio de este árbol endémico de Chile Si no existiese esta restricción, lo más probable es que el Pitao sólo estaría en viveros y museos.
Una alternativa de salvación de esta especie radica en el Plan Nacional de Conservación (PNC) del Pitao que lleva adelante la Corporación Nacional Forestal, CONAF, y, las múltiples iniciativas que lideran privados como es el caso del Parque Eólico Lebu-Toro que está empeñado en reproducir y forestar con esta especie las quebradas y planicies que se encuentran en esta área natural.
Respecto al PNC-Pitao, es importante indicar que su objetivo general es “Conservar su diversidad biológica mediante el desarrollo de acciones destinadas a recuperar sus poblaciones, tanto en terrenos fiscales como privados”.
La noticia buena es que hace unos meses CONAF encontró cuatro nuevos ejemplares adultos en la Reserva Nacional Nonguén, los cuales se suman a los árboles encontradas en las Reservas Los Queules y Los Ruiles, lugares en donde se encuentran protegidos de las amenazas descritas.