En Parque eólico Lebu-Toro destacan algunos óleos relacionados a tres escenas en la vida del gran estratega y guerrero de fines del siglo XVI, Pelantaro. El autor de estas obras es el joven pintor Álvaro Pardo, quien ha incursionado en lo que hoy es conocido como la ilustración historicista y, en general, en la pintura con un alto contenido histórico y documental.
Era diciembre del año de 1598 y el Gobernador español García Oñez de Loyola, avanzaba con su ejército por las cercanías del río Lumaco. El encuentro con el Ejército y Caballería Araucana sería desastroso para las huestes españolas. La columna de su Ejército es arrasada, muriendo el Gobernador en esta batalla conocida como Batalla de Curalaba. Ésta, es considerada como el hito más importante en la denominada Guerra de Arauco y, de alguna forma, el joven pintor Álvaro Pardo, retrató a través de tres óleos de 1.50 por 1.8 metros aprox , algunas escenas de lo que ocurrió antes y después de este hito en la Historia de Chile en donde Pelantaro, es el centro de estas tres obras pictóricas.
¿Por qué elegir a Perlantaro como centro de la historia que se retrata en estas obras? Pelantaro no sólo contaba con las características de un notable estratega militar, sino que además hubo de ser un caudillo político de singular carisma o capacidad de persuasión, porque, aunque fue contemporáneo de otros líderes araucanos que le sobrepasaban en edad y experiencia, sólo él pudo concitar el apoyo de otros grupos de nativos de las inmediaciones para organizarlos de una manera efectiva. Fue también el único Toqui consciente de las ventajas tácticas que le otorgaba su entorno natural, de modo que utilizó la topografía cenagosa del Lago Budi como un obstáculo infranqueable contra los invasores. Conocía tan bien las propiedades físicas del terreno que no podía ser perseguido, espiado ni infiltrado. Hizo que sus escaramuzas se volvieran impredecibles. Deduzco que durante todo el período en que organiza la resistencia mantuvo intacta su condición de líder político entre los suyos porque tan pronto como los españoles deciden parlamentar, las acciones de guerra de parte de los nativos se detienen, es decir, Pelantaro consideró la resistencia violenta sólo como un instrumento de presión contra la invasión, sin fines ulteriores. Pudo haber aglutinado una mayor cantidad de nativos alrededor suyo y haber seguido avanzando hacia el norte, sin embargo no lo hizo. Depuso las armas tan pronto como su propósito de defensa y paz duradera se vio garantizado de parte de los españoles.

Como bien lo explica Álvaro Pardo, Pelantaro puede ser considerado como el gran estratega araucano, pues bajo su liderazgo los españoles se vieron obligados a abandonar el territorio al sur del Bío Bío, es decir, con su estrategia logró el objetivo planteado. No existen biografías acabadas y detalladas de este gran líder, sí se sabe que era oriundo de la zona de Purén (Los Purenes) que, en esa época era mucho más amplia geográficamente que lo que hoy conocemos como comuna. También se sabe que hacia el año de 1616 aún estaba vivo y participaba activamente de los devenires de la guerra de la época.
Respecto a la realización de este tipo de obras, este pintor indica que: “El proceso de elaboración siempre comienza en las crónicas de los testigos presenciales del sujeto o el hecho que se pretende llevar a imágenes. Se hace una reconstitución de escena, que debe involucrar un grado de suposición. No de artificio ni de invento. Pero la fantasía se cuela inevitablemente, por omisión y de la siguiente forma: Aveces el espectador de los trabajos se forma una imagen inexacta de los pueblos nativos no por la ilustración que está observando, sino por las características del pueblo en cuestión que por motivos de crudeza o violencia extrema no me he atrevido a ilustrar. Lo que no se muestra induce al error de apreciación. Lo que se omite puede, potencialmente, cambiar por completo el carácter de lo que sí decido mostrar”.
“Cada uno de estos óleos refleja una escenificación hipotética no sólo de los aspectos materiales o estéticos de una pueblo en guerra sino que también es la puesta en acción de la psicología de personajes cuyas acciones fueron decisivas en momentos cruciales. Sólo mediante la observación de la acción de un grupo humano podemos deducir las características psicológicas de sus protagonistas. Busco el retrato psicológico. La descripción meticulosa de las vestimentas y armamentos “, detalla este pintor.
Una característica en particular que se muestra en estas telas es la Caballería. Según lo expresado con Pardo, el caballo, más que un instrumento de guerra, era un compañero para el guerrero. Gracias al caballo y a la denominada Caballería Araucana, la victoria le sonrió a Pelantaro, no sólo una vez, sino que en muchas ocasiones.
Respecto a la indumentaria observada en estos óleos que se encuentran expuestos en los salones de Parque eólico Lebu-Toro, Pardo manifiesta que “ Pelantaro como sus guerreros vestían de acuerdo a la necesidad y la naturaleza de cada batalla. Cuando la ocasión lo ameritaba debieron de usar la indumentaria de guerra que implementaron los mapuches por imitación de las armaduras españolas, esto es, un casco con forma de cono adornado con plumas de ñandú y la cabeza de algún depredador o un ave rapaz. Un jubón acampanado para proteger el torso. Protectores para los antebrazos y muslos y grebas que cubrían desde el empeine hasta las rodillas. Todo estaba hecho de varias capas de cuero de caballo o cuero de otros animales”.
Todas estas características de vestimenta, se observan en las pinturas. El escenario de cada una de ellas es el Lago Budi y los guerreros principales: Pelantaro, Anganamón y Huaiquimilla. Indudablemente son obras que no sólo llaman la atención por su calidad pictórica, sino por el nivel de detalles que se incluyen lo que, a la vez, permite aprender y conocer un poco más de esta parte de la historia de Chile.