Por Rudolf Thomann
Siguiendo con su ciclo biológico interno, nuestros más tempranos representantes de la flora del parque están dando las primeras señales del inicio de la primavera.
Es así como desde hace apenas unos días ya podemos comenzar a gozar del anuncio de la gran época o período de máxima actividad biológica de nuestro Parque Eólico Lebu que inaugura la primavera. Y es que no sólo la vegetación se hace eco de este período, también los animales reflejan la exaltación que significa salir del letargo invernal, del período de dormancia como se llama esta etapa en las plantas y que en los animales denominamos hibernación.
Aunque en Lebu las condiciones climáticas no son tan extremas como en otros lugares del planeta – básicamente todos aquellos demás lugares que se encuentran en latitudes más septentrionales (=australes) -, nuestros animales sin tener un ciclo muy marcado de hibernación, sí reducen su actividad biológica a un mínimo para ahorrar la vital y escasa energía que requieren para sobrevivir durante el invierno.
Bueno, esto que acabo de describir ya está siendo historia en el parque, porque por todos lados se está manifestando el despertar que anuncia la primavera, tanto en las plantas y flores como en las aves y otros animales.
Es por ello que aquí se adjuntan algunas fotos de las plantas primerizas, que dan muestra de la época que se avecina con todo su esplendor. El desarrollo de este proceso, cuando las plantas florecen y producen sus frutos y semillas, se llama “fenología” y de esto se benefician y sacan provecho numerosos insectos, sobre todos aquellos que se alimentan del polen como son las abejas.
En esta ocasión se acompañan fotos tomadas en lugares más secos del borde costero del parque donde se ha establecido una sana asociación de chaguales o puyas. Se trata de la especie puya chilensis. Esta especie que también se conoce con el nombre de cardón, crece de preferencia en los faldeos asoleados de los cerros desde la IV hasta la VII regiones, formando grupos o asociaciones en acantilados y riscos pronunciados.
La especie es un claro indicador de suelos secos y de exposición norte capaz de resistir la fuerte insolación directa durante el verano. En el parque nuestras puyas están literalmente fuera de su rango o área de distribución normal o natural.
Sin embargo ahí las tenemos y muy probablemente debido a los cambios que hemos producido los humanos en etapas y años anteriores al cortar los otrora existentes bosques en la zona generando nuevos espacios y nichos para la aparición de otras especies, sobre todo aquellas de climas más secos. Éstas provienen del norte y son las que logran incursionar y expandirse hacia el sur.
En Chile existen al menos 4 especies distintas de chaguales o puyas y su principal centro de distribución se ubica en la costa de la IV Región. Nuestra Puya chilensis es una planta grande que puede alcanzar fácilmente los 3 metros de altura y posee una inflorescencia compuesta de numerosas flores que es un polo de atracción para decenas de abejas y abejorros. Sin embargo hay una puya que es más grande aún y se encuentra en el altiplano peruano y boliviano, se trata de la especie Puya raymondii.
La otra planta que se encuentra también en floración en estos momentos en el parque es una especie de añañuca o revienta ojos. Esta planta se conoce con el nombre científico de Rhodophiala advena y es una de las añañucas rojas, ya que las hay también de otros colores.
Al igual que el chagual, es una planta que viene del norte y su estrategia para sobrevivir los períodos malos, invierno y verano cuando es muy seco, es en la forma de una cebolla, razón por la cual esta grupo de plantas se llaman “geófitas” ya que sobreviven enterradas en el suelo. Esta solitaria añañuca se encontró en el borde de una de las terrazas costeras del parque donde recibe suficiente sol y no tiene la competencia de árboles o arbustos.